Está clarito que somos monstruos dependientes de nuestro entorno. Lo mismo nos tranformamos en mitología que en romanticismo y solamente hay que culpar al estado de ánimo que por inexplicables razones se rige por lo que sucede alrededor.
Desde hace unos días soy un monstruo grisáceo que se mueve en tinieblas aún habiendo sol escaso… como multiplicando su propia sombra. Soy un calambre en la boca del estómago, una arcada tras otra arcada tras otra arcada.
Es verdad que este monstruo tiene la facilidad de encontrar regocijo en el dolor, que lo suyo es la depresión, que ahí es donde realmente comienza a sentir que está vivo.
De tomas maneras no le encuentro la ventaja, salvo quizá que es un montruo observador, que engulle todo lo que pueda nutrir esa sombra, esa tristeza. De lo único que está pendiente es de aquello que pueda incrementar la cicatriz o, mejor aún, reabrir la herida. Un monstruo parásito que no hace ni me permite hacer nada. En esa situación estamos y viene y se encontró con un disco que no ayuda pero pareciera que sí. Para monstruos doloridos, para regocijo de dolores que se niegan a ser pasado. Ouch, quiero decir, Grrraaahhh.
:: this is a song for anyone with a broken heart
:: this is a song for anyone who cant get out of bed
:: this is the last song that I write while still in love with you
:: this is the last song that I write while you’re even on my mind